No puede volver el árbol que hace más
de veinte años de cuajo fue talado.
No es más su tierra aquel suelo que ayer lo nutrió,
ni el espacio preciso que ayer lo contenía.
La raíz se quedó allí, nadie lo pone en duda,
desintegrándose de a poco,
desapareciendo en las huellas de lo efímero.
Pero no se puede volver ni al recuerdo de las hojas secas,
ni a sentir pena de las ramas peladas.
Imposible aún más soñar con las cigarras,
los nidos de los pájaros, las mariposas, los bichos canastos.
Ni siquiera con los mensajeros de los Dioses,
prohibidos o anacrónicos.

No se puede volver Ni árbol, Ni raíz, Ni persona.
Ni yo, y ni siquiera la Otra.
No se puede volver, aunque sufras, alma.
No se puede volver ni aquí, ni allá,
y es imposible también dar marcha atrás.

Alma, aunque me desbordes, aunque reniegues de mí,
aunque en el intento de volver
me desgarres el cuerpo sin PIEDAD!
Sólo en este cuerpo mío está tu lugar,
seguir eligiendo con el Corazón,
las veinticuatro horas del día.

Porque el Amor es el Único Camino al Cielo.